
Este apartado de reflexiones sobre jardinería lo quiero empezar con esta definición de utopía, y esta cita-reflexión de Zygmunt Bauman en “Tiempos líquidos” , en la que los jardineros son los protagonistas de utopías siempre por venir. Con estas ilustraciones mangadas aquí y allá.
“Sin las Utopías de otros tiempos, los hombres vivirían todavía en las cavernas, miserables y desnudos. Fueron los utópicos quienes dibujaron el trazado de la primera ciudad… Los sueños generosos alumbran realidades provechosas. La Utopía es el principio de todo progreso y el ensayo de un mundo mejor”
Anatole France
“La tarea principal de un guardabosque es proteger el territorio a su cargo de cualquier interferencia humana, defender y preservar, por así decirlo, su “equilibrio natural”, encarnación de la infinita sabiduría de Dios o de la Naturaleza
Los servicios de guardabosque se basan en la creencia de que las cosas están mejor cuando no se tocan; en la época premoderna se concebía el mundo como una cadena divina del ser, una cadena en la que cada criatura tenía su lugar adecuado y su función, incluso si las capacidades mentales humanas eran demasiado limitadas para abarcar la sabiduría, la armonía y el orden del designio divino.
El jardinero no piensa así: da por sentado que no habría orden en el mundo ( o al menos en aquella pequeña parte del mundo a su cargo) si no fuese por sus cuidados y esfuerzos continuados. El jardinero sabe qué tipos de plantas crecerán y cuáles no en la parcela que cuida. Primero elabora en su cabeza la disposición más adecuada y luego procede a convertir en realidad esta imagen sobre la tierra. Impone al terreno su proyecto preconcebido, estimulando el crecimiento de las plantas adecuadas y destruyendo el resto. Los más entusiastas y expertos ( uno está tentado de decir:profesionales)creadores de utopías son los jardineros. Es algo que está en la idea misma que los jardineros tienen de la armonía ideal y que desde el comienzo llevan trazada en sus mapas mentales, que “los jardines siempre están a nuestro alcance”, un prototipo del modo en que la humanidad tiende a arribar en el país llamado “utopía”.
Si uno escucha hoy en día expresiones como “la muerte de la utopía”, “el fin de la utopía” o bien “el desvanecimiento de la imaginación utópica”, salpicadas en los debates comtemporáneos con la suficiente densidad como para enraizar en el sentido común y, por tanto, ser consideradas evidentes, es porque la actitud del jardinero ahora está cediendo el paso a la del CAZADOR.
A diferencia de los dos tipos que prevalecían antes de que éste empezara a ejercer, al cazador le da igual el “equilibrio de las cosas”, ya sea éste natural, predeterminado o artificial. Lo único que interesa al cazador es cobrarse la pieza.. La mayoría de ellos, seguro, no considera que la disponibilidad de nuevas presas corriendo por el bosque sea algo de su incumbencia: Si los bosques quedan vacíos por culpa de una partida de caza particularmente provechosa, los cazadores se trasladarán a otra espesura aún sin explotar
Hoy en día todos somos cazadores, o se nos dice que lo somos, y se nos incita a que actuemos como los cazadores, bajo la amenaza de quedar excluidos de la cacería , si es que no de vernos relegados al rango animal. Y lo más seguro es que cada vez que miremos a nuestro alrededor veamos a otros cazadores solitarios como nosotros, o a cazadores que se agrupan del modo en que los cazadores suelen hacerlo. Y deberíamos esforzarnos mucho para avistar un jardinero que se halle divisando algún tipo de armonía preestablecida más allá de la valla de su jardín privado y que luego salga a crearla (los científicos sociales discuten acerca de la relativa carencia de jardineros y la creciente profusión de cazadores bajo el término acuñado “individualización”). Con seguridad no encontraremos gran número de guardabosques, ni siquiera cazadores que compartan los principios de los guardabosques, y esta es la razón por la que la gente con “conciencia ecológica” se alarma y procura alentarnos por todos los medios (esa lenta aunque reiterada extinción de la filosofía del guardabosque, sumada a la carencia de su variante jardinera es lo que los políticos ensalzan sirviéndose del término” “liberalización”)